La característica más destacable de este conjunto de piezas fotográficas es el encapsulamiento de una cotidianidad cruda, pacífica, casi feral, en el preciso instante de una luminosidad singular. Dentro de esta serie, reaparecen fotografías, anteriormente presentadas en monocromo, en TRASLACIÓN ATEMPORAL DE SUELOS HABITABLES, ahora en el formidable esplendor de colores rústicos y enfáticos.
Acechar el diálogo de la sombra con la luz, es el trabajo de la cámara de MARIO MEDINA, el resultado es un conjunto de piezas donde los habitáculos naturales se corresponden con sus habitantes, estableciendo vasos de relación a través de una colorida y estática intensidad encuadrada. El fotógrafo recoge paisajes en los tonos episódicos de una naturaleza que ha sido fijada por el obturador; por ejemplo, en Puntos de Fuga II, el autor reúne en su lente todos los dialectos del verde estacional.
El punctum de cada toma, es decir, el anzuelo que captura nuestra observación silente, estriba en su propuesta cromática y en la distribución de esa misma colorimetría en cada encuadre. El color es tan nítido o reaparece más vivo que los humanos retratados, esta característica otorga hondura al atisbo de lo primigenio que sugieren la suma de las imágenes. El fotógrafo sonorense se ratifica así mismo como embalsamador de colores sublimes, la pieza fotografiada se propone así misma frente al espectador, como la alucinación duplicada de su autor.